La palabra aguante se utiliza en el español del Río de la Plata para transmitir ideas como resistencia, lucha y sacrificio por una causa, grupo o comunidad. Habla profundamente sobre las relaciones humanas y las profundas conexiones que podemos formar a través de experiencias compartidas.
En su esencia, aguante se refiere a la capacidad de soportar la adversidad o los desafíos. Implica fuerza interior, perseverancia y una inquebrantable resolución frente a los obstáculos. Cuando se aplica a los equipos deportivos, aguante describe el apoyo incondicional que brindan los fanáticos, alentando al equipo en las buenas y en las malas.
El concepto tiene sus raíces en las comunidades de la clase trabajadora y los grupos marginados que enfrentaban dificultades económicas u opresión. Para ellos, la unidad y la resiliencia eran mecanismos de supervivencia en tiempos en los que nadie más abogaba por ellos. Aguante era una mentalidad que les daba poder para mantenerse unidos. Significaba tener la espalda de alguien sin importar lo que pasara.
Como ethos y fenómeno cultural, aguante tiene múltiples capas:
En resumen, aguante se refiere ampliamente a la solidaridad, lealtad, resiliencia y pasión que nace de enfrentar la adversidad juntos como grupo. Representa apreciar los lazos sociales que se sienten más como familia. Para las comunidades que dependen de esta fuerza de conexión humana en la lucha de la vida diaria, aguante es la virtud más alta.